sábado, 19 de septiembre de 2020

 

Cumpleaños

Los años de la infancia se cuentan de uno en uno

como los niños en el parvulario cuentan dedos, manzanas o rosas

antes del frenesí de las horas que se agolpan en el pecho

para vivirse a bocajarro en las luces y las sombras

de la primera juventud.

Los años palpitan al principio y todo cuanto acontece

es un regalo merecido, creemos, o ni tan siquiera lo pensamos

porque aún no sabemos, a fondo, de pérdidas ni derrotas.

Todo está ahí para ser absorbido, exprimido, transmutado

en gracia caída del cielo.

Todo, el mundo entero y sus enseres

al alcance de nuestra ingenua arrogancia.

Se va perfilando el pequeño hueco que tenemos asignado en este mundo

y vamos echando dentro el tiempo, sin saber que es un saco sin fondo

con la esperanza de colmar esa parte que siempre nos falta.

Los años van adquiriendo consistencia viscosa

resbalan y saltan a veces de dos en dos, de tres en tres

desafiando la aritmética, hasta que llega un momento

en que perdemos la cuenta.

Para coger el hilo de nuevo, en vez de sumas hacemos restas:

lo que falta por ver, lo que falta por decir, lo que falta por amar.


    En el otoño de tu vida te medirán por el amor

    Agustín de Hipona



Gerda y Robert

Cuando la población civil huía de los bombardeos cargaba a sus espaldas un fardo con enseres y seguía la vía del tren por no perder el rumbo...